Una de las técnicas que utilizo para la gestión de estrés es el coaching: un proceso de acompañamiento reflexivo y creativo; orientado, en este caso, a tu desarrollo personal y con un objetivo: navegar tu día a día desde la serenidad. De paso, inspira a maximizar tu potencial personal (y por extensión, el profesional. Nada mal, ¿eh?). Son sesiones en las que te ayudo a llevar tu atención a las creencias y juicios que ya no te funcionan, pero a los que sigues aferrándote. A analizar tus valores y renovar los que ya no tengan sentido para ti. A detectar aquellos comportamientos repetitivos y automáticos que ya no te funcionan. A definir qué es importante y merece tu esfuerzo. A entender qué es realista aceptar como tu responsabilidad y definir objetivos para conseguirlo, y aprender a identificar y dejar ir aquello que no te compete. En definitiva, a organizar tu mente de manera que puedas enfrentarte a tu cotidiano con acción, no con reacción. Con más ligereza, calma y tranquilidad: sin estrés.

¿Y por qué ecointegrativo?

Este proceso de introspección y evolución personal requiere consciencia, compromiso y responsabilidad contigo misma/o. Lo de ECO (ecológico), se refiere a que también debe ser sostenible, sano para tu integridad y respetuoso con tu entorno.

Además, es INTEGRATIVO porque reúne diferentes y eficaces herramientas de diferentes disciplinas relacionadas al crecimiento personal, como la PNL, el Mindfulness y el Tapping, con la finalidad de devolver tu atención al presente y facilitar tu toma de consciencia: de que eres un ser completo, cargado de recursos y capacitado para la vida. Ya los tienes, mi papel es ayudarte a verlos.

¿Es para mí?

El coaching se centra en el desarrollo personal mediante la toma de conciencia para que consecuentemente mejore tu calidad de vida, no en la salud. Por eso, si necesitas atención psicológica, busca asistencia sanitaria.