Gestión de estrés durante un brote

Durante un brote, del malestar que sea, es natural que tengamos un incremento del estrés. La mejora del cuadro dependerá de diversos factores según su naturaleza, pero podemos influenciar directamente nuestro sistema nervioso para hacer que ese periodo sea menos incómodo o, en todo caso, disminuir los efectos del estrés en nuestro cuerpo.

Si hablamos de la gestión de estrés, la herramienta más poderosa que tenemos es cambiar el foco de nuestra atención. Verás, resulta que el cerebro también se cansa de estar administrando el dolor, la fatiga, la inflamación y tus emociones respecto a todo esto. Por lo tanto podremos servirnos de herramientas que nos ayuden a enfocar nuestra atención en otra cosa, brindándole también un alivio a esta parte de nuestra anatomía, o si lo prefieres, de nuestro ser.

Ejercicios respiratorios o pranayamas

la manera más rápida y efectiva de actuar sobre nuestro sistema nervioso. Al modificar el patrón respiratorio de manera activa con un pranayama, estaremos enviándole un mensaje a nuestro cerebro diciéndole que todo está bien, que puede relajarse. Para eso nos serviremos de aquellos respiratorios que ejecuten exhalaciones largas. Cuanto más, mejor. Siempre dentro de nuestro límite de comodidad.

Movimientos suaves

la técnica definitiva para eliminar tensión y el cansancio por mantener posturas estáticas durante mucho tiempo, devolviendo la circulación a nuestros tejidos, permitiéndonos nutrirlos con sangre y energía nueva. Si estás muy cansado, puedes dar pequeños paseos por casa. Si tienes la disposición y puedes, podrías hacer algunas posturas de yoga restaurativas o yoga suave. Y el truco de oro: si en un periodo de brote te ves obligado a tomar reposo, trata de usar la cama solamente para dormir. Varía el sitio de descando: un sofá, otro sillón… A la mente le servirá este cambio de ambiente y percepción, y tu cuerpo agradecerá el cambio postural. De manera más profunda, estamos condicionándonos a que el cuarto/la cama sea exclusivamente para dormir. Y nos será un poco más fácil conciliar el sueño, que pùede ser complicado durante esas fases.

Meditar

la meditación le brinda a nuestra mente la posibilidad de desatender un rato nuestro foco de malestar. Usualmente, durante un brote, estamos muy pensativos en las molestias, en el cansancio… La meditación le dará un respiro a nuestro cerebro. Recuerda que meditar no es sentarse y esperar a mantener la mente en blanco. Puedes elegir observar una llama de una vela, una flor, mantener la imagen mental de la luna, del sol… Algo que no te produzca emociones, un obejto neutro al que puedas llevar tu atención observándolo. Sin más, a partir de 3 minutitos ya estás captando efectos. Si todo esto es muy difícil, solo presta atención a tu respiración, la posturas en que lo hagas es totalmente indiferente.

Practicar mindfulness

si lo anterior te parece muy difícil, puedes tratar de mantener tu atención unos minutos en los ruidos que escuchas, en los olores que te llegan… Si te animas a caminar, presta atención a la planta del pie, qué parte apoyas primero, cómo notas la presión… Mindfulness es mantener la atención en el momento presente. Si tienes un hobby, será aún mejor porque podrás…

Entrar en un estado de flujo

fluir es estar absorto en una actividad que disfrutamos. ¿Pintas? ¿Escribes? ¿Tocas un instrumento? Si tienes un hobby te darás cuenta de que, una vez que te pones a ello, pasan las horas sin que te enteres. Prácticamente estarás meditando. 🙂

Hablar con alguien

si no te sientes con fuerza para salir, quizás puedas hacer una videollamada con alguien para charlar un rato. ¿Tienes un familiar en casa, un compañero de piso? ¿Una mascota? Interésate por la otra persona, ¡no vale ponernos a quejarnos de lo nuestro! Practica la empatía, lleva tu atención a tu interlocutor. ¿Cómo se siente él? Estarás llevando tu atención a algo que no eres tú, y eso es liberador.

Si quieres aprender algunas de las técnicas mencionadas, estaré encantada de ayudarte. ¿Hablamos?

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